martes, 11 de septiembre de 2012

Los 50 años de la terapia ocupacional argentina


“La terapia ocupacional llegó a la Argentina de la mano de las epidemias de polio que tuvieron lugar en los 50 y que dejaron a muchas personas con discapacidad”, relata Sara Daneri, vicepresidenta de la Asociación Argentina de Terapistas Ocupacionales (AATO). Entonces, el gobierno nacional decidió contratar a un grupo de profesionales inglesas y el que medió este contacto fue el Ministerio de Relaciones Exteriores, entonces a cargo de Nicanor Costa Méndez, quien había trabajado con ellas a raíz de las secuelas que la enfermedad le había dejado.
En el convenio intervino también el Ministerio de Salud y es en el marco de esa entidad que se creó la primera carrera de terapia ocupacional en el país. Corría el año 1959. “No sólo se inscribieron mujeres argentinas –aclara Daneri–, también había otras latinoamericanas. Y fueron ellas y las que les siguieron quienes dieron origen a las carreras en Chile, Venezuela y Perú”.
En el país, hoy se puede estudiar terapia ocupacional en Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Santa Fe, Mar del Plata, Tucumán, La Plata y La Rioja, entre otras ciudades. “Las instituciones están congregadas en el centro del país. Todavía hay un nicho que no conoce y no demanda la profesión”, dice Daneri. Aún así, los egresados no alcanzan a ocupar los puestos hoy disponibles y muchos de ellos son convocados desde otras provincias para cubrir posiciones. “En parte, se debe a que la profesión no se conoce, o a que se la conoce de manera equivocada. Tenemos que romper el imaginario construido”, opina la también ex jefa del Servicio de Terapia Ocupacional del Hospital Borda. Y cuenta que desde AATO trabajan para generar nuevos centros y recursos humanos.
Asimismo, destaca que es la única profesión que tiene una federación mundial, creada en 1952, de la que Argentina forma parte desde 1970. “La condición para ser país miembro es que las carreras cumplan los estándares de formación que fija esta organización, entre ellos mil horas de práctica”, explica. Por otra parte, los terapistas argentinos tejieron redes para generar sinergias que les permitan avanzar y vencer obstáculos. Como no todas las provincias tienen asociaciones o colegios –y dado que en algunas, como Misiones, Formosa y Corrientes, los TO no llegan a la decena–, existen proyectos para la creación de nuevas organizaciones regionales.
Por su parte, Fernanda Suppicich, terapista ocupacional del Instituto de Neurología Cognitiva de Buenos Aires coincide en que es una profesión que creció mucho en los últimos años, pero a la cual le queda un largo recorrido por transitar. “Es nuestra responsabilidad que lo siga haciendo. Actualmente, estamos trabajando para volver a impulsar nuestro proyecto de Ley Nacional para el Ejercicio Profesional de los Terapistas Ocupacionales, que da cuenta de los campos de intervención que tiene hoy la disciplina, desde las estrategias de rehabilitación basada en la comunidad hasta el campo de las neurociencias y el social-comunitario”, anticipa.
Con respecto al futuro, Suppicich considera que la terapia ocupacional tiene un enorme potencial, pero que debido a la escasez de recursos humanos requiere del impulso de las autoridades nacionales para su ampliación. “Debemos promover también la investigación, demostrando que nuestra intervención se basa en fundamentos científicos y que hace a la calidad de vida de las personas”, concluye.
Por: Soledad Llarrull
Fuente: Diario Ambito Financiero

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